Dayana Montero Castedo es una odontóloga boliviana con formación internacional y especialización en tecnología láser y periodoncia. Tras graduarse en la Universidad Católica Boliviana, continuó su preparación en España y Francia, obteniendo una maestría en la Universidad de Barcelona y sumando experiencia clínica en Europa y Estados Unidos. Con una sólida trayectoria en estética dental, implantología y restauración avanzada, también destaca por su labor social en brigadas y fundaciones. Dayana representa a una nueva generación de profesionales bolivianos comprometidos con la excelencia y el servicio.
- Dayana, ¿cómo empezó tu camino en la odontología?
Mi camino en la odontología nació del amor y la inspiración que vi en mi madre. Pasar las tardes en su consultorio me permitió crecer observando cómo el cuidado de una sonrisa podía transformar vidas. Desde entonces supe que quería dedicar mi vida a esta profesión de servicio, capaz de devolver salud, confianza y autoestima. Para mí, la odontología es un arte que une ciencia, tecnología y humanidad; cada paciente es una historia única que merece respeto, empatía y atención genuina. Mi formación internacional en Francia, España y Estados Unidos me ha permitido perfeccionar mis habilidades clínicas, pero mi mayor motor siempre ha sido la pasión y el deseo profundo de hacer que cada persona que cruza mi puerta se sienta valorada, escuchada y transformada. Cada sonrisa que restauro refleja mi compromiso, mi corazón y mi propósito: servir con excelencia y amor, cuidando lo más poderoso que tenemos para conectar con el mundo: nuestra sonrisa.
- ¿Qué te motivó a especializarte en tecnología láser en odontología?
Siempre he considerado que la innovación es un pilar esencial en el crecimiento profesional y en la evolución de la odontología moderna. La tecnología láser me atrajo por su precisión, versatilidad y su capacidad de ofrecer tratamientos mínimamente invasivos, reduciendo el dolor y acelerando la recuperación de los pacientes. Esta herramienta representa un avance que eleva la calidad del servicio y redefine los estándares clínicos. Cursar la Maestría en Tecnología Láser en Odontología en la Universidad de Barcelona fue una experiencia decisiva que amplió mi visión sobre la aplicación de la ciencia y la tecnología al servicio del bienestar humano. Incorporar el uso del láser a mi práctica me ha permitido brindar procedimientos más predecibles, seguros y confortables, consolidando un enfoque integral que une excelencia técnica, innovación y sensibilidad clínica. Para mí, representa el equilibrio perfecto entre la precisión científica y el compromiso humano con cada paciente.
- Además del láser, también estudiaste periodoncia. ¿Por qué decidiste seguir esa especialidad?
La salud periodontal es la base de toda sonrisa sana y duradera. La periodoncia se convirtió en el complemento perfecto de mi formación en odontología láser, ya que ambas disciplinas trabajan en armonía sobre los tejidos blandos, especialmente en el ligamento periodontal. La enfermedad periodontal representa uno de los mayores desafíos en la salud oral de la población adulta, y abordarla requiere precisión, sensibilidad y una visión integral del paciente. Mi propósito va más allá de tratar la enfermedad: busco educar y empoderar a las personas para que comprendan que unas encías saludables son el reflejo de un cuerpo equilibrado y de una sonrisa verdaderamente plena. Para mí, la periodoncia es la esencia de la odontología preventiva: la oportunidad de cuidar antes de restaurar, de preservar antes de intervenir, promoviendo así una salud bucal sostenible y una conexión más consciente con el propio bienestar.
- Has tenido experiencias profesionales tanto en Bolivia como en el extranjero. ¿Qué aprendizajes te dejaron esos años?
Trabajar y formarme en distintos países —Bolivia, Francia, España y ahora Estados Unidos— ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, tanto en lo profesional como en lo humano. Aprendí que la odontología es un lenguaje universal, pero que cada cultura aporta una perspectiva única sobre el cuidado, la relación con el paciente y el valor del bienestar. De Europa adopté la precisión, el rigor científico y la búsqueda constante de excelencia; de Latinoamérica, la calidez, cercanía y sentido de vocación; y de Estados Unidos, la innovación siempre rodeada de la más alta tecnología, la disciplina y la visión de futuro. Cada etapa me permitió integrar lo mejor de cada sistema, desarrollando una práctica más humana, técnica y consciente. Hoy ejerzo con una mirada global, convencida de que la verdadera odontología no solo se mide en resultados clínicos, sino en la capacidad de conectar con las personas y transformar sus vidas a través de la confianza y el cuidado genuino.
- ¿Qué significa para ti el voluntariado y el trabajo social que realizas?
Para mí, el voluntariado y el trabajo social son el corazón de mi vocación, una manera de agradecer a Dios por cada bendición recibida. Son la expresión más pura del servicio: dar lo mejor de uno mismo sin esperar nada a cambio. Estas experiencias me han enseñado que la odontología va mucho más allá del consultorio; es una herramienta que puede devolver dignidad, aliviar el dolor y regalar sonrisas a quienes más lo necesitan. Cada jornada de servicio me recuerda por qué elegí esta profesión: sanar es un acto de amor, empatía y entrega. Trabajar con comunidades vulnerables me ha mostrado el valor de la humildad, la gratitud y la verdadera conexión humana. Para mí, el voluntariado no es solo una actividad, sino una forma de vivir que renueva mi propósito, me impulsa a crecer como profesional y como persona, y me permite llevar salud, esperanza y alegría allí donde más se necesita.
- ¿Cuál ha sido el momento más desafiante de tu carrera?
Uno de los momentos más desafiantes de mi carrera fue cuando decidí llevar ODONTOKING a Estados Unidos. Para mí, esto significó volver a empezar desde cero: preparar y aprobar los Dental Boards, presentar el TOEFL y enfrentar todos los procesos burocráticos y administrativos que implica ejercer en un nuevo país. Hubo momentos de incertidumbre y presión, pero también de profundo aprendizaje y crecimiento personal. Esta etapa me enseñó resiliencia, paciencia y la importancia de mantener siempre una actitud de aprendiz. Hoy, al mirar atrás, reconozco que estos desafíos fortalecieron mi carácter, reafirmaron mi vocación y me impulsaron a avanzar con más pasión y determinación. Aprendí que todo lo que vale la pena en la vida requiere esfuerzo, constancia y fe, y que cada obstáculo es una oportunidad para crecer y servir mejor.
- ¿Y el logro que más te enorgullece?
He tenido la oportunidad de recibir un reconocimiento a nivel europeo gracias a la investigación que realicé con mi tesis durante el Máster en Odontología Láser. Pero lo que más me enorgullece es el equipo humano excepcional que he logrado formar en ODONTOKING Clínica Dental: profesionales comprometidos, talentosos y apasionados que comparten mi visión de excelencia y servicio. Aunque nuestro proyecto aún está en expansión, me llena de orgullo cada pequeño logro que hemos alcanzado para llevar nuestra clínica a Estados Unidos, enfrentando los retos de adaptarnos a un nuevo sistema y superar procesos exigentes. Sé que de la mano de Dios ningún sueño es demasiado grande, y confío en que mi resiliencia, pasión y dedicación me permitirán alcanzar cada meta, consolidar nuestro proyecto y seguir transformando vidas a través de la odontología, siempre con excelencia, humanidad y propósito.
- Has participado en numerosos cursos internacionales. ¿Qué importancia le das a la formación continua?
Para mí, la formación continua es esencial; es la manera de mantenerme actualizada, mejorar mis habilidades y ofrecer a mis pacientes la odontología más avanzada y segura. Cada curso, seminario o congreso internacional me ha permitido aprender nuevas técnicas, descubrir innovaciones y conocer distintas perspectivas clínicas que enriquecen mi práctica. Más allá del conocimiento técnico, la educación continua me inspira, me reta y me recuerda que la odontología es un campo en constante evolución. Creo que crecer como profesional significa también crecer como persona: ser curiosa, abierta al aprendizaje y comprometida con la excelencia. La formación continua no es un lujo, sino una responsabilidad que tengo hacia mis pacientes, mi equipo y hacia mí misma, porque cada avance que incorporo se traduce en mejores resultados, más confianza y un cuidado más integral y humano.
- ¿Cómo integras tu lado humano con la precisión técnica que exige tu profesión?
Para mí, la odontología es un equilibrio entre ciencia y corazón. Integro mi lado humano escuchando a mis pacientes, comprendiendo sus miedos, expectativas y emociones antes de cada tratamiento. Cada procedimiento lo realizo con cuidado, exactitud y conocimiento, pero siempre acompañado de empatía y calidez, creando un espacio seguro donde se sientan escuchados y valorados. Creo que la verdadera excelencia no está solo en los resultados clínicos, sino en cómo cada persona vive la experiencia de ser atendida. Mientras mis manos trabajan con precisión, mi corazón está presente en cada detalle, asegurando que cada sonrisa que restauramos no solo refleje salud y estética, sino también confianza, tranquilidad y bienestar. Esta integración me permite ofrecer una odontología completa, donde técnica y humanidad van de la mano para transformar vidas más allá de lo visible.
- Finalmente, ¿qué mensaje darías a los jóvenes que sueñan con estudiar odontología?
Les diría que la odontología es una carrera apasionante que va mucho más allá de la técnica: es una oportunidad para transformar vidas, devolver confianza y tocar corazones. Para quienes sueñan con esta profesión, mi consejo es que cultiven la pasión, la disciplina y la curiosidad constante; el aprendizaje nunca termina y cada desafío es una oportunidad para crecer. No tengan miedo de equivocarse ni de empezar de nuevo, porque los obstáculos fortalecen el carácter y afianzan la vocación. Recuerden que la excelencia se construye con dedicación, pero lo que realmente marca la diferencia es la humanidad con la que tratan a cada paciente. Si estudian con compromiso, empatía y amor por lo que hacen, no solo se convertirán en excelentes profesionales, sino en agentes de cambio que llevan salud, confianza y esperanza a quienes más lo necesitan. Cada sonrisa que restauren será un reflejo de su propósito y pasión.
